
El Cabildo era el gobierno de la ciudad, sus funciones eran municipales, políticas y judiciales.Tenía a su cargo: el cuidado de la cárcel, la protección de pobres y menores, la higiene, el abasto y la defensa de la población, la celebración de festividades civiles y eclesiásticas, y toda clase de atribuciones relacionadas con los intereses públicos.Los cabildantes eran elegidos entre los vecinos: habitantes españoles o con ascendencia hispana, cabezas de familia, y poseedores de casas y tierras. Duraban un año en sus cargos y no recibían pago por ellos. En los acuerdos o capítulos (como llamaban a las reuniones) todos gozaban de voz y voto. Los cargos eran:
Alcalde ordinario: Presidía el Cabildo y administraba justicia en asuntos civiles y criminales.
Alguacil mayor: Ejecutaba las decisiones judiciales y estaba a cargo de la cárcel.
Defensor de menores: Defendía a huérfanos y pupilos.
Defensor de pobres: Defendía a litigantes y encausados sin recursos económicos.
Mayordomo: Administraba los bienes del Cabildo.
Alférez real: Portaba el Real Estandarte en las ceremonias oficiales.
Procurador general: Representaba los intereses de la comunidad, tenía voz pero no voto.
Los cabildantes o capitulares, sesionaban de rigurosa etiqueta: casaca larga con grandes bocamangas, por las que asomaban volados de encaje, chaleco colorido muy bordado, calzón corto con medias blancas, zapatos con grandes hebillas, peluca empolvada o coleta y un sombrero de tres puntas.Para sesionar, la Sala Capitular se preparaba con un dosel rojo detrás de un estrado, sobre éste una mesa cubierta con paño rojo, allí se colocaban un tintero, plumas y papeles para registrar lo tratado, candeleros para iluminar. El crucifijo, las Sagradas Escrituras y el Real Estandarte, simbolizaban que el Cabildo sesionaba en nombre de Dios y del Rey. Con estas características puede verse hoy en la planta alta de la Casa Cabildo de la Villa de Luján (Edificio principal de nuestro Complejo Museográfico).
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