Para algunos, la tragedia de Once, que desnudó la complicidad entre funcionarios y empresarios, fue un punto de inflexión en la relación del Gobierno con la sociedad, que comprobó que la corrupción mata. Con esto como telón de fondo, gana impulso la idea de la toma de la administración ferroviaria por parte del Estado en 2013. Se trata de una apuesta fuerte con miras a recuperar la relación con el electorado y reforzar el caudal de votos para el próximo año.
La tragedia de Once le da la oportunidad política al Gobierno de avanzar en la estatización de los trenes en el año electoral. Foto: Télam.
La tragedia de Once cambió abruptamente la gestión del Gobierno en materia ferroviaria. El siniestro ocurrido el pasado 22/2 en el que murieron 51 personas y más de 700 resultaron heridas, derivó en la salida del entonces secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, la extirpación del área desde el ministerio de Planificación que conduce Julio De Vido y su transplante a la cartera de Florencio Randazzo, que quedó constituida como el Ministerio de Interior y Transporte.
Pero el descarrilamiento de aquella formación de la línea exSarmiento también generó un terremoto a nivel político. No son pocos los que ven en aquel episodio un punto de inflexión en la relación entre la sociedad, o de una buena parte de ella, y el Gobierno. La tragedia desnudó la complicidad de empresarios y políticos en los desmanejos de la administración del servicio de trenes, donde anualmente se inyectan millones y millones de subsidios.
La sensación de que "la corrupción mata" comenzó a hacer mella en la sensibilidad social que reinstaló la falta de transparencia entre sus principales preocupaciones. Y esto repercutió directamente en la imagen del Gobierno, que inició una pendiente hacia abajo en materia de consideración ante la opinión pública.
A los efectos políticos de la tragedia de Once se sumaron otros fractores que contribuyeron al desgaste del Gobierno deCristina Fernández, que un año atrás había asumido su 2do mandato tras arrasar en las elecciones de 2011 con el 54% de lo votos. El escándalo Ciccone, el cepo cambiario, la desaceleración económica, las presiones a la Justicia, los cacerolazos, el frustrado 7D. Todo formó un combó que dejó a la administración cristinista en una situación politicamente precaria.
Y 2013 será un año electoral. El Gobierno se juega a poder reformar la Constitución que le permita a la actual Presidente ser la Presidente también en 2015. Para ello debe garantizarse las mayorías parlamentarias que se definen el próximo año.
¿Cómo recuperar la confianza de esa parte del electorado que hoy no tiene al oficialismo entre sus opciones? Va tomando fuerza una versión que apareció hace unos meses y que, justamente, incluye al sistema ferroviario, los trenes: su reestatización.
Ya había anticipado algo el diario La Nación en su edición del domingo 28/10, cuando publicó que el Gobierno preparaba"un gran anuncio preelectoral" para el sector. Las versiones sobre el control estatal fue retomada este lunes (17/12) por el Diario BAE, perteneciente al Grupo Olmos, cercano a la CGT oficialista. De acuerdo al artículo firmado por Alejandro Bercovich, a principios de 2013 se anunciaría "una medida de alto impacto" que incluye "la reestatización de las siete líneas de ferrocarriles metropolitanos".
Según el periódico, el proyecto, que deberá pasar por el Congreso, fue conversado con empresarios del sector que verían con agrado desprenderse de la administración del negocio. No obstante, los privados no se quedarían afuera. De acuerdo a la información que publicó La Nación en octubre, las empresas se quedarían con las obras, como trazado y contrucción de vías.
De acuerdo a BAE, el Gobierno solamente formalizaría lo que en los hechos es un control estatal del servicio. Bercovich recuerda que el financiamiento de los trenes corre por parte del Estado. Indica que sólo durante junio último, según datos de la Secretaría de Transporte, Ferrovías y Metrovías, concesionarias del ramal Mitre, recibieron $452 millones para mantenerlos funcionando. La cifra se mantuvo en torno a los $ 500 millones mensuales desde entonces, señala el artículo.
Todo apunta a que es una decisión tomada por parte del Gobierno la de avanzar en la gestión estatal de los trenes. Resta saber cuándo se estaría anunciando. Puede ser a principios de 2013 o más cerca de las elecciones, según las versiones. Y es un tema en el que seguramente va a recolectar apoyos en el Congreso. Es conocida la posición del diputado de Proyecto Sur Fernando 'Pino' Solanas sobre el control de los trenes y ha recomendado su reestatización. En tanto, la diputada Victoria Donda, del FAP, impulsa en la Cámara Baja la creación de una empresa estatal de ferrocarriles.
Desde el sector sindical, Rubén 'Pollo' Sobrero, delegado de la línea Sarmiento, ya había dicho que al Gobierno "le sale más barato estatizar que mantener el servicio en manos de las concesionarias privadas". El radicalismo, en tanto, también podría apoyar, teniendo en cuenta cómo votó para la expropiación de YPF.
Más allá de tomar el toro por las astas en materia de ferrocarrilles, ¿le servirá políticamente al Gobierno la oportunista reestatización de los trenes? ¿Será útil para recomponer su relación con el electorado, que hoy parece muy endeble para los objetivos que se propone? La expropiación y toma de control por parte del Estado de la petrolera YPF apareció en un momento en el que el Gobierno parecía perder el dominio de la agenda. Pero aún con toda su carga simbólica, la reestatización de la compañía no paró la caída de su imagen. Nada indica que no va a suceder lo mismo con una eventual reestatización de los trenes.
FUENTE : La Naciòn, Clarin, Telam, El Dìa y Urgente 24 (Gracias)
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