La crisis bonaerense se originó a partir de la intención de reducir lo que el gobierno de Daniel Scioli considera "excesos, abusos e irregularidades" en el otorgamiento de licencias a los empleados públicos, en especial a los docentes, y limitar el gasto en suplencias, mediante un plan integral de presentismo con el que prevé ahorrar unos $ 1000 millones al año.
Dicho plan, que provocó la renuncia de la directora general de Educación y Cultura, Silvina Gvirtz, fue pergeñado por la jefatura de gabinete provincial con el aporte de informes de situación en cada repartición del gobierno y quedará a cargo del flamante secretario de Coordinación Institucional, Luciano Di Gresia. En promedio, se detectó un nivel del 24% de ausentismo en toda la administración pública provincial, con un pico de hasta un 32% en el organismo que conducía Gvirtz, del que dependen unos 350.000 docentes.
Un paper que circula entre los funcionarios provinciales advierte sobre un sinnúmero de irregularidades en el otorgamiento de licencias por enfermedad y ése es el núcleo duro que se pretende eliminar, que alcanzaría al 5% de las licencias, mayoritariamente docentes, según confió uno de los principales colaboradores de Scioli en este tema.
Hace cinco meses, al inaugurar el período ordinario de sesiones del Congreso, la propia presidenta Cristina Kirchner había reprochado públicamente por el alto nivel de ausentismo a los docentes, a los que descalificó por "trabajar cuatro horas y tener tres meses de vacaciones".
Ayer, los gremios docentes reclamaron discriminar las licencias por enfermedad del resto de las licencias "estatutarias", que se dan, por ejemplo, por la asunción de un cargo directivo. El titular del Suteba Roberto Baradel y la presidenta de la FEB, Mirta Petrocini, afirmaron que las licencias por enfermedad de los maestros se ubican en el orden del 11% -unos 36.000 educadores- y que principalmente se deben a causas plausibles de ser atacadas con políticas específicas, como la disfonía, enfermedades respiratorias y estrés. El gobierno aceptó esa cifra, aunque la consideró excesiva e insistió en la necesidad de controlar los abusos.
Pese a su rechazo al ajuste, antes de su renuncia Gvirtz había adoptado varias medidas restrictivas, que ayer los sindicatos cuestionaron. Se trata de la comunicación N° 3, la disposición 198/12 y la resolución 1243/12, que restringen el nombramiento de 1000 docentes suplentes, se anulan 500 licencias y se dejan cesantes 6000 módulos laborales que afectaban a 2000 profesores con pocas horas cátedra.
En una reunión con los gremios, el jefe de gabinete provincial, Alberto Pérez, se comprometió a dejar sin efecto dichas medidas para evitar mayor conflictividad. Los sindicalistas levantaron las protestas al recibir la promesa del funcionario de que "no aplicarán políticas de ajuste". Baradel advirtió que si finalmente se avanza con algún recorte, realizarán un paro por 48 horas. Durante la corta gestión de Gvirtz se perdieron ocho días de clases por conflictos gremiales.
"Durante nuestra gestión obtuvimos avances trascendentales a nivel presupuestario y salarial. Superamos el 6,4% de inversión educativa, incrementamos un 196% el salario docente e invertimos el 35% del presupuesto provincial en educación", dijo el secretario de Medios provincial, Juan Courel, al defender la gestión de Scioli. "Son medidas que se inscriben en los lineamientos nacionales en materia educativa, lo que incluye un debate indispensable sobre el presentismo docente, como propuso la Presidenta el 1° de marzo."
"Sin recorte no hay ajuste y acá nadie está recortándole un peso a la educación. El presentismo de los docentes es condición irreemplazable para que los alumnos aprendan más y mejor", apuntó el vocero sciolista.
Fuente Diario La Naciòn
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