El 22 de noviembre de 1949, mediante el decreto Nº 29.397, el entonces presidente Juan Domingo Perón suprimió todos los aranceles universitarios existentes. Siendo una de las medidas de justicia social más relevantes de su gobierno, la gratuidad de la educación superior hoy se ha convertido en una de las características más significativas del sistema universitario nacional.
Desde entonces millones de argentinos hijos de trabajadores pudieron acceder a la cultura, a la educación superior y a la formación profesional universitaria. Esta medida permitió un primer paso para que no queden inteligencias perdidas por la exclusión económica y sentó las bases para el ascenso social como fruto digno del esfuerzo, del estudio y del trabajo a toda la población argentina.
Los sucesivos golpes militares y algunos gobiernos que fueron portavoces de una idea elitista de universidad pública lograron ocultar esta medida pero no pudieron revertir esta decisión. El decreto de 1949, que perfeccionó e hizo posible la democratización pensada en la Reforma del ´18 fue olvidado o desconocido por muchos académicos, intelectuales y aún estudiantes.
En 2007 el Congreso de La Nación instituyó el 22 de noviembre como “Día de la Gratuidad de la Enseñanza Universitaria” para reivindicar una de las políticas de Estado de mayor importancia social, cultural, científica y económica del país.
Hoy la educación pública y gratuita es un derecho incuestionable en la Argentina. Pero para construir una Universidad Inclusiva la gratuidad debe ser acompañada por muchas otras herramientas que promuevan el acceso, la permanencia y el egreso de los estudiantes.
La UNM se inscribe en esta historia como otra medida para hacer efectivo el derecho a estudiar una carrera universitaria.
Su creación, al igual que las demás nuevas Universidades, acerca la educación superior gratuita a quienes no iban a tener la oportunidad de estudiar en otro lado. Pero además, creando becas, tutorías, y otras herramientas; acompaña a los estudiantes para garantizar un paso exitoso por la Universidad.
Desde entonces millones de argentinos hijos de trabajadores pudieron acceder a la cultura, a la educación superior y a la formación profesional universitaria. Esta medida permitió un primer paso para que no queden inteligencias perdidas por la exclusión económica y sentó las bases para el ascenso social como fruto digno del esfuerzo, del estudio y del trabajo a toda la población argentina.
Los sucesivos golpes militares y algunos gobiernos que fueron portavoces de una idea elitista de universidad pública lograron ocultar esta medida pero no pudieron revertir esta decisión. El decreto de 1949, que perfeccionó e hizo posible la democratización pensada en la Reforma del ´18 fue olvidado o desconocido por muchos académicos, intelectuales y aún estudiantes.
En 2007 el Congreso de La Nación instituyó el 22 de noviembre como “Día de la Gratuidad de la Enseñanza Universitaria” para reivindicar una de las políticas de Estado de mayor importancia social, cultural, científica y económica del país.
Hoy la educación pública y gratuita es un derecho incuestionable en la Argentina. Pero para construir una Universidad Inclusiva la gratuidad debe ser acompañada por muchas otras herramientas que promuevan el acceso, la permanencia y el egreso de los estudiantes.
La UNM se inscribe en esta historia como otra medida para hacer efectivo el derecho a estudiar una carrera universitaria.
Su creación, al igual que las demás nuevas Universidades, acerca la educación superior gratuita a quienes no iban a tener la oportunidad de estudiar en otro lado. Pero además, creando becas, tutorías, y otras herramientas; acompaña a los estudiantes para garantizar un paso exitoso por la Universidad.
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