Paleontólogos argentinos descubrieron restos fosilizados de un gliptodonte, un animal acorazado que muestra evidencia de haber sido carneado y consumido por un grupo de seres humanos hace unos 21.000 años.
Este hallazgo representa la evidencia de presencia humana más antigua de Sudamérica.
Los restos del animal mostraban marcas de corte que seguían patrones como los observados en los huesos de animales consumidos por cazadores recolectores en la antigüedad.
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