COMUNICADO LEIDO A LOS 29 MESES DE LA TRAGEDIA
A 29 meses de la tragedia que partió nuestra vida en dos, volvemos aquí para recordar, y homenajear a nuestros queridos. En este lugar, dentro de 30 días, estaremos inaugurando el nuevo y definitivo memorial en este andén, que será, desde ese momento y para siempre lugar de reflexión, y de reivindicación de la memoria y la lucha por Justicia.
Pero hoy, son otras las reflexiones que tenemos para hacer. A estos andenes hoy vemos arribar a las unidades tantas veces anunciadas, y que llegan dos años y medio después de febrero de 2012. Que lejos parece esa fecha, que difícil ha sido transitar todo este tiempo.
Nunca estuvimos en contra del cambio necesario para que los usuarios viajemos dignamente. Siempre dijimos que una buena manera de honrar su memoria sería sentir que nuestra lucha sirvió para que esa reconversión llegara. Por eso, al ver los nuevos trenes el corazón se nos llena de una sensación ambigua, ya que el costo es demasiado alto para cualquier país, para cualquier familia, para cualquier persona.
Rodeados de banderas, ayer la Presidenta y el ministro de Interior y Transporte presentaron parte de las nuevas unidades en la estación Villa Luro. Quizás esa haya sido la última posibilidad para que se dignasen a recordar que la inversión llega después de la muerte de 52 inocentes. Obviamente, eso no sucedió. Una vez más, las unidades fueron presentadas como parte de un plan estratégico del gobierno nacional, y no como el resultado necesario tras la muerte de nuestros familiares.
Otra vez, abundaron las frases desafortunadas, en boca de la Presidenta de la Nación. Con ironía, o con un dudoso sentido del humor, la primera mandataria dijo que ya nadie podría viajar en los estribos, o con las puertas abiertas “porque quisiese tomar aire” o por ser “valientes”. Nadie expone su vida por querer refrescarse, nadie tienen tanto valor, Señora Presidenta.
Esas actitudes fueron siempre producto de un tren colapsado por la falta de mantenimiento, con pasajeros hacinados y sin otra posibilidad para viajar.
Las puertas abiertas con la gente colgando de ellas y exponiendo su vida, los vagones con vidrios rotos, el usuario padeciendo el transporte ferroviario, fueron, son y serán el producto del abandono del Estado a los pasajeros. Una vez más se habla con una liviandad cercana a la burla, una broma de pésimo gusto que alarma y duele. Los que nos subimos a los trenes no estamos en los despachos lujosos ni viajamos en autos con custodia como ustedes. Usamos el transporte público y nos merecemos el respeto que no se nos dio en muchos años, diez de los cuales pertenecen a este gobierno.
Unas semanas atrás, durante el mundial de fútbol, tuvimos que soportar como, en los entretiempos de los partidos, un spot de televisión presentara los trenes nuevos con gritos de gol de fondo, como si fuesen una gran victoria del país. Nuestro corazón se estrujó cada vez que lo vimos y escuchamos. Gritos de gol celebrando la compra de unidades, después que este gobierno dejó durante diez años que el tren se deshiciera hasta arrancarnos la vida de nuestros hijos, hijas, esposos, esposas, hermanos, nietos, amigos. Gritos de gol intentando silenciar la memoria, intentando que el pueblo se olvide lo que se vivió aquí hace 29 meses. El pueblo no es tan estúpido. Ve, escucha, siente, recuerda. Mal que les pese.
Por decir todo esto, posiblemente vuelvan a tratarnos de golpistas, de desestabilizadores, de negociar con sindicatos, como muchos lo han hecho tantas veces. Eso no solamente es ridículo, falso y digno de pensamientos de seres mediocres, sino que menosprecia nuestro dolor y nuestra lucha.
A quienes señalan que nada nos alcanza, que nada nos complace, los invitamos a pensar con nosotros.
¿Que peor derrota hay para un país que las mejoras construidas arriba de muertes previsibles e innecesarias? ¿Desde cuando debemos celebrar que se nos cuide, que se piense el ciudadano común? ¿No es eso para lo que los políticos eligen la función pública?
Al funcionario que cumple con su trabajo no hay nada que agradecerle. Para eso está ahí. Pero cuantas sospechas se levantan cuando atrás se deja ver la autoproclamación de una precandidatura presidencial, como es el caso del ministro Randazzo. Todos tenemos derecho a sospechar cuantas cosas se esconden atrás de los cortes de cintas. Mientras tanto, desde el Poder Ejecutivo se mira para el costado cuando 450 puestos de trabajo de la empresa EMFER, propiedad de los hermanos Cirigliano, están en peligro. Otra vez el silencio cómplice para con los empresarios amigos, y muchos medios de prensa hablando del caos de tránsito en la General Paz mientras los trabajadores son reprimidos, sitiados por fuerzas de seguridad por defender ni mas ni menos que el pan de su familia. No apoyamos las interrupciones en la circulación en avenidas tan importantes, pero eso no es lo importante. No se puede perder de vista que los que defienden su fuente laboral son los mismos trabajadores que aportaron pruebas que demuestran el entramado corrupto de los Cirigliano y este Gobierno.
Volvemos a reclamar públicamente que se atienda el pedido de esos trabajadores, que no se los deje en la calle, que Emfer sea tomada en manos del Estado Nacional. Así su personal podría formar parte de los equipos de trabajo que se necesitan, ya que los trenes nuevos, precisarán mantenimiento y ser cuidados. Sino, sucederá lo mismo que pasó con el tren de la línea Roca, que tras la inversión para su renovación a mediados de los 80, se los dejó abandonados, hasta ser hoy, otra bomba de tiempo como esta línea, y tantas otras.
Hace menos de un mes, la Corte Suprema de Justicia revocó dos sentencias en contra de amparos que pedían un servicio digno señalando que “La Constitución Nacional obliga a los prestadores de servicios públicos a brindarles un trato digno a ellos usuarios y consumidores, significa que deben adoptar medidas para que sean atendidos como una persona humana con dignidad”. Esas responsabilidades surgen de la Carta Magna y fueron flagrantemente violadas por los hermanos Cirigliano y los ex funcionarios que debieron controlarlos desde 2003 a 2012. A 5 meses del inicio del juicio oral, podemos decir que todas nuestras afirmaciones se vieron probadas, primero para sustentar las acusaciones y elevar la causa a juicio oral y en esta etapa, para lograr la condena justa para todos y cada uno de los que con su conducta crearon las condiciones para que la colisión del tren se transformara en la mayor tragedia de la historia ferroviaria argentina.
Hoy se está probando que la responsabilidad no solo le corresponde a una maniobra del motorman. También le corresponde a los funcionarios que con su falta de control permitieron que el chapa 16 circulara en un estado que no era otra cosa que una trampa mortal, donde nuestros familiares quedaron atrapados sin posibilidad de ser rescatados.
También es responsabilidad de los empresarios que pusieron en la vía un tren que no cumplía las mínimas condiciones de seguridad y que mantuvieron en la estación de Once sin ser reemplazado un parachoques que no solo no contuvo el tren sino que agravó la tragedia causando mas muerte y dolor.
Está probado que todos juntos, día a día, trasportaban a los pasajeros como animales, con puertas y ventanas rotas, sin horarios , sin control ni de pasaje ni de cantidad de pasajeros, abandonados a su suerte.
Y también está probado que no fue por falta de dinero, que el dinero que recibían en forma de subsidios era sistemáticamente derivado a empresas vinculadas con la mirada cómplice de los funcionarios.
Por eso, tenemos la convicción de que al terminar el juicio oral que se desarrolla desde marzo en los Tribunales Federales de Comodoro Py los procesados no tendrán otro destino que la condena. Quedara muy claramente demostrado que la tragedia de Once no comenzó a las 8.32 del 22 de febrero de 2012, sino que se fue gestando dia a dia, desde que se decidió mirar los bolsillos de funcionarios y empresarios en lugar de cuidar la vida de los pasajeros. Así lo certificaron cada uno de los sobrevivientes de aquel día en su declaración ante el Tribunal Oral Federal 2, coincidiendo de una manera absoluta al describir como el estado de abandono generaba día a día todo tipo de inconvenientes. Que se marchaba, irremediablemente al desastre, que eso era evidente, y que quienes tenían la responsabilidad de evitarlo, no lo hicieron.
Enfrentamos escuchar los testimonios con las fuerzas que podemos. Muchos de nosotros no resistimos, atravesar esa situación que demuele el cuerpo y el espíritu, y para eso no nos queda otra cosa que sostenernos mutuamente. Ver a la mayoría de los procesados sentados frente a los jueces reaviva el sentido de esta lucha, aun cuando tengamos que escuchar que Ricardo Jaime, con varias causas en curso por enriquecimiento ilícito no dispone de los dineros suficientes para presentarse cada semana a escuchar a los testigos.
Confiamos en que la justicia se ponga de pie, y condene a los responsables de tanta muerte y dolor, para que todos los que usaron alguna vez el sarmiento sabiendo que lo vivimos les pudo haber tocado también a ellos, sientan que no están solos.
El cerrar su discurso del día de ayer, la señora Presidenta dijo que estos trenes están “a la altura de los tiempos”. Los familiares, esperaremos siempre que algún día tengamos funcionarios públicos que estén a la altura de nuestros padecimientos, que acepten públicamente su responsabilidad en el abandono que produjo 52 muertes y 800 heridos, que controlen y no sean cómplices de empresarios. Los trenes, finalmente llegaron. A esa clase de funcionarios, responsables de sus acciones e inacciones y dignos de este país que construimos entre todos, todavía los seguimos esperando.
Muchas gracias.
JUSTICIA PARA LOS MUERTOS Y HERIDOS DE ONCE
No hay comentarios:
Publicar un comentario