El policía bonaerense sospechoso de haber hecho el disparo que segó la vida de la docente Miriam Fronza, aparentemente cuando intentó frustrar el robo de un auto, quedó detenido y ya fue separado de la fuerza. Hoy será indagado por la fiscal de Moreno Luisa Pontecorvo.
El teniente Claudio Fernando Vadalá, de 25 años, integraba la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Mercedes y está acusado de ser el principal responsable de la muerte de Fronza, de 49 años. El hecho ocurrió anteayer, a las 16.30, cuando cinco delincuentes se apoderaron del Volkswagen Bora en el que circulaba la docente junto a su marido por la colectora de la Autopista del Oeste y Graham Bell, en Moreno.
La policía bonaerense fue apartada de la pesquisa. No obstante, realizó las primeras intervenciones, a poco del crimen. Ya en ese momento el proyectil homicida no pudo ser encontrado. Desapareció.
No obstante, hay indicios que apuntalan la acusación contra Vadalá. El esposo de la víctima, Oscar Espíndola, que estaba con ella en el momento del hecho, aseguró haber oído sólo dos disparos; precisamente, dentro del Hyundai Génesis blanco del suboficial bonaerense se encontró esa cantidad de vainas servidas de calibre 9 milímetros.
Además, de la autopsia realizada por peritos médicos de la Gendarmería surge que Fronza presentaba una herida de bala en la cabeza, con orificio de entrada en la nuca y uno de salida en el lado izquierdo de la mandíbula. El lugar donde recibió la herida la mujer quedaría alineado con la posición de tiro del policía.
Con todo, como los peritos no hallaron el proyectil en el lugar del hecho, todavía no se pudo comprobar fehacientemente si la bala que causó la muerte de la maestra salió de la pistola reglamentaria del suboficial, por lo que serán necesarios más análisis técnicos para establecerlo.
Minutos después de que el teniente quedara imputado por el homicidio de la docente, el ministro de Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, requirió a Asuntos Internos de la policía que separara de la fuerza al policía, según informó ayer la agencia Télam. Ese anuncio resultó llamativo, dada la autonomía que tiene esa dependencia con respecto al mando de las fuerzas de seguridad.
En tanto, también se informó que Casal ordenó al subsecretario de Política Criminal e Investigaciones Judiciales, César Albarracín, y a la de Planificación, Silvia La Ruffa, "interactuar juntamente con los familiares de la víctima y la fiscalía a fin de colaborar con la investigación", según informó la agencia DyN.
La secuencia de hechos aún sigue siendo poco clara. Según la declaración del marido de la víctima, los delincuentes no querían el Volkswagen Bora del matrimonio, sino el Hyundai Génesis del policía, con el que se había generado una persecución por la autopista, momentos antes de que el Bora entrara en escena.
Dijo Espíndola que al llegar a la intersección de la colectora de la autopista con Graham Bell, la Dodge Journey en la que se movilizaban los cinco delincuentes se interpuso en el camino al Hyundai de Vadalá, por lo que el policía dio marcha atrás. Fue entonces que el Bora quedó entre los dos vehículos.
"Bajamos y salimos corriendo para atrás, los delincuentes se acercaron al auto, escuché dos disparos, le dije a mi señora que se tirara al piso y se fueron con el auto. Cuando giré para verla, tenía un tiro en la cabeza", explicó el viudo.
Los disparos "tienen que haber venido no del lado de los delincuentes, sino del contrario, supuestamente de donde estaba el auto del policía", dijo. Según su relato, tras los disparos, los delincuentes huyeron en el Bora del matrimonio y el policía los siguió con su vehículo. Al no poder alcanzarlos, volvió al lugar minutos después, cuando Espíndola intentaba reanimar a su esposa. "Me dijo que me quedara tranquilo, que era policía, y le pedí que por favor llamara una ambulancia", contó.
La familia de Fronza se expresó ante los medios de comunicación para pedir justicia por el crimen. "Creo que lo que hay que resaltar, si el disparo vino del lado del policía, es qué tipo de seguridad queremos y que no queremos más «gatillo fácil»", dijo Aimé Silva, hija de la víctima.
"Es tristísimo que se tenga que vivir de esta forma, que todavía existan policías que no saben ser policías y que tengamos que vivir con miedo constantemente", se lamentó Espíndola, atravesado por el dolor.
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